viernes, 10 de febrero de 2012

El librito aquel…


Gulliver
Una historia personalmente anónima.

¿Quién es el presidente de Colombia? ¡Cesar Gaviria Trujillo!!! Preguntaba mi mamá y yo respondía.  4 años y medio me contaban, cuando se empezó a aplicar en Colombia la política económica a la que hoy le hago oposición. Junto a esa enérgica respuesta mía, se encontraban varias cosas que hacían eco. Acuñada entre las latas del techo una imagen,  la de un hombre pensativo, con bigote y mirando hacia un lado: Pablo Escobar, el posterior Narco más conocido en la historia de Colombia; Un periódico doblado con la trágica noticia del asesinato de otro hombre con bigote, más claro en esta ocasión, pero igualmente pensativo y con mirada lejana, el Inolvidable Luis Carlos Galán, mi abuela liberal de aquellas que marcan
el primer logo de la “L” en el tarjetón y mi papá detallando un grito efímero y libertador “Maldito Gobierno” frente a un contingente militar que iba de paso, una de las cosas que presumo y que filtro de su vida bohemia, sin embargo ninguna de esas cosas las entendía pero  hoy las valoro de forma concreta.

Esa vida bohemia que mencioné, hizo que mi madre  nos llevara a una tierra un tanto familiar, pero lejana, más caliente y difícil, pero no por eso imposible de vivir. Reconozco siempre mi facilidad de adaptación y tal vez eso ayudo a seguir adelante, aunque tuve razones justificadas para llorar y perturbar la situación, pero al final la marcha continuó, mis 7 años ya casi llegaban.Asíigualmente comenzaron a llegar las tareas y las ocupaciones, salía de la nueva escuela  y recogía a mi hermanita, algo esperaba en la casa, hacer tareas era mi encanto.

Cada papelito, letrero, aviso o anuncio, era para mí una oportunidad de conquista, así lo creía. Se vende!! Se arrienda!! Arreglo de ropa!! Las mejores comidas a la carta!! – si hijo eso dice me respondía mi mamá.

Visitando TIA, un almacén que ya desapareció, me fijé en unas canastas hechas en tejidos de metal, repleta de miles de pequeños libritos, cada una con una historia que contar, los miré los detalle… no lo podía creer, además por su forma de juguete que me disparó la curiosidad.  Le pedí a mi mamá que me regalara varios de esos, pero no fue posible, no le alcanzaba, tal vez en otra ocasión será, pero de pronto sacó plata y pagó 50 pesos y me lleve el que tenía por título, los viajes de Gulliver  , en ese momento comenzó mi propio viaje, el que la lectura nos inventa, me enamoré a primera vista de lo que nunca me ha desencantado y dejado de hacer, la lectura es para la mente, lo que el ejercicio al cuerpo…la que ejercita tu mente, le abre fronteras a tu conocimiento, te transforma, te hace un teatro personal,  te ayuda a crecer y entender miles de cosas, no es válido aquella frase que dice : “lee poco y entiende, y no leas tanto que enreda”. 
Un ser libre no es el que anda y hace lo que quiera, un ser libre despierta cuando valora el infinito recurso de la humanidad. Yo apenas abro lo ojos, y me doy cuenta de tantas cosas, gracias… al librito aquel.

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